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2018, el año de Linux en el escritorio de Windows


Como si se tratara de una ucronía (historia alternativa construida a partir de un punto histórico conocido) nos encontramos en una etapa de la historia donde se puede instalar partes del sistema operativo Linux en Windows.  El reciente anuncio del uso de la consola bash en Windows 10, antes la portación de Ubuntu sin máquina virtual; y el anuncio de legendarias distribuciones como Debian y Kali en Windows, ambos descargables desde la tienda de Windows, -un completo sacrilegio para los puristas-, dan lugar a buscar el punto de viraje en la historia.

Fuera de la discusión de cuál sistema operativo es mejor, ambos estuvieron en una guerra declarada en la décadas pasadas. El año de Linux en el escritorio siempre fue una promesa demasiado optimista. Intentos de Ubuntu y el problema de la fragmentación de las distribuciones no cuajaban, Microsoft perdió su oportunidad en los móviles, aprovechó las ventanas de la nube, y decidió dar el salto a unir a un viejo rival en una nueva imagen donde a "Microsoft + Open Source" allá por el 2008.

En 2012 la incorporación de Ubuntu como máquina en Azure llamó la atención. El siguiente paso era lógico. Los desarrolladores acostumbran instalar una máquina virtual con Linux para administrar los servidores remotos, también en Linux. El Windows Subsystem for Linux (WSL) nació. De esa manera ya no era necesario usar Linux, se podía usar integrado en Windows.

Subsistemas Powershell ejecutando en Kali que a la vez está contenida en Windows, utilidades como vi, cut, cp, grep ejecutando nativamente en bash, instalaciones de Windows 10 regaladas, interpretadores nativos de Ruby y Python, sin dura, nos queda mucho que ver en adelante. El mundo está de cabeza.

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