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[Historia] - Salir de noche


Año 2011

El día de halloween, a las 7:50 pm.

La noche tenebrosa había empezado. Me encontré con un buen amigo que me contó que había un buen lugar para comer y beber bien. Es la noche de Halloween. Los niños caminaban disfrazados. Algunos adultos también. La noche iba ser larga para todos los que visitábamos la cuadra donde se concentran los bares y las discotecas. Todo funcionando bien, demasiado bien. Comprar y vender. Mi amigo se comió un chaufa con tortilla y yo pedí otro chaufa de cerdo para no quedarme atrás. Luego llegaron las gaseosas. Era importante tener lleno el estómago para la noche tenebrosa.

Luego encontramos un extraño lugar con luces y música de alto volumen, de esos lugares para bailar que solo aparecen en Halloween en las noches de luna. Mi amigo y yo compramos unas cervezas y conversábamos en una mesa. Todo iba bien, el licor hizo efecto, fue cuando empecé a alucinar. Por la puerta llegó un grupo personas disfrazado de animales de varios colores, estaturas y formas. En minutos nos vimos inundados de cabezas de caballos, una rana, un lobo, un oso, una coneja color rosa, una mosca, un humano policía, un alíen, bebida por todas partes ¡era el paraíso señores!.

Y todos ingresaron al local bailando una danza extraña. Había hombres y mujeres, pasaron cerca nuestro haciendo desorden y moviendo las mesas, mientras tanto cuidaba que no se derramara la cerveza. Algunos se tambaleaban mientras bailaban, otros, ayudados por el anonimato de la máscara, bailaban sin problemas.

Tomé una de las botellas y empecé la danza con el grupo de los amigos caballos, me contaban cosas, hablábamos de todo. Se me acabó la bebida, de inmediato recordé que se acercaba fin de mes y tenía que pagar unas cosas y, JA! me dio igual, pedí otra botella, luego bailar y de nuevo conversar. Mi amigo también se puso a bailar. Luego, nos movimos a otro grupo.

Y en medio del baile y la música, que lo vi todo claro. Encontré la respuesta. Era la coneja rosa. Las luces se colapsaron y alumbraron el camino porque me acercaba a la coneja. Le dije que la invitaba a a mover el bote. Y empezamos una extraña danza, borrosa porque todo lo que había tomado se me había subido rápido a la cabeza (como dice una vieja canción). Luego, use mi extraño poder para ralentizar el tiempo. Al principio me costo, pero funcionó. A cada paso todo ponía más lento, tanto que intenté tomar a la coneja de las manos para continuar con el baile, ella aceptó por unos segundos, luego me soltó y me dijo de manera convincente que no era necesario.

Y la noche tenebrosa seguía mientras la música sonaba fuerte y bien. El sol tardaría mucho en llegar y la ciudad tenía otros colores diferentes esta noche. Dejé a la coneja y descansé en una silla mal acomodada mientras bebía el resto de la cerveza. 

Luego vi a Pepe, o Pedro, no me acuerdo bien como se llama, pasó mucho tiempo. Estaba en la otra mesa. Salude tranquilamente mientras el amigo calvo giró la cabeza, miró y preguntó a su grupo si alguien me conocía. Sus compañeros dijeron que no. Continuaba insistiendo que era Pepe, o Pedro. Todos se rieron y me largaron a casa.

Por supuesto, no iba a salir tan rápido, hasta que vi el sol dibujado en la pantalla de la discoteca. Vi el reloj y faltaban unas horas para el amanecer. Era el sol de domingo anunciando que todas los bares y discotecas y que todo se había acabado, que era turno de la sed y la resaca.

Mi amigo había desaparecido. Luego recibí un mensaje directo al teléfono. Me contó que se había ido a casa que me vio contento conversando con la botella. Tome un taxi. Llegué a casa y abrí la puerta, luego revisé mis cosas. Todo estaba en su sitio.

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