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Sayonara Zetsubō Sensei: El escape cómico y la desesperación.


Buscar una salida no siempre fue sencillo. Las alternativas llegan tardes, y las ganas de lograr algo importante se pierden mientras el minutero marca el cambio de hora, de mes y luego del año. Eso pasó  por mi mente luego de leer los primeros volúmenes del manga Sayonara Zetsubō Sensei, una comedia basada en un profesor joven desesperado (Nozomu Itoshiki) por quitarse la vida debido a la desesperación exagerada -y cómica- de sucesos de la vida diaria.

Luego de cada intento frustrado de acabar con su vida, la vida continúa, la redención aparece, pero el personaje no es capaz de tomar en cuenta las señales, desesperándose en cada momento para lograr encontrar la nueva salida, intentando escapar nuevamente. El destino (el autor) no permitirá el escape, continuando con un ciclo vicioso de escapes diarios.

La vida continúa para el profesor y debe asistir a una escuela no menos especial. Sus alumnas y alumnos tienen patologías mentales que hacen posible ridículas situaciones.

La desesperación o lamento no son para menos: deberes obligatorios diarios, errores del pasado, verguenzas, ritos sin explicación, mentiras, trucos de adultos, dramas existenciales, alertas de emergencia demasiado sensibles, personas que no actuan de acuerdo a su edad, situaciones competitivas, entre otras cosas. Con tantos inconvenientes, la desesperación y lamentos se disparan como flechas a las nubes en 90 grados, es decir, con mucha probabilidad de caer al mismo origen.

Ciertos mensajes de propósito o sentido universal se escapan en la serie, se evidencia hechos retorcidos y difícilmente explicables. Quizá la historia te pueda servir para expectorar todas esas cosas que te molestan y nadie quiere explicar, porque es incómodo o no son conscientes porque "el sistema funciona de esta manera y nada se puede hacer".

Al igual que el sensei, es posible que estemos desesperados secretamente. Sayonara.

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